Sinopsis
El término sinopsis es de origen griego, y significa “lo que puede ser abarcado de un solo vistazo”. En la industria norteamericana se llama así a la muy breve narración (poco más de diez líneas) de la intriga de un film. Hoy se la suele consultar -aunque no en todos los casos- en la cubierta trasera de las cajas de vídeo. Resumen narrado en presente, debe cumplir con la sabia dosificación de información sobre lo que se cuenta la película, junto a su poder de seducción, de artilugio activador de deseo de verla. Suele ser el instrumento inicial con el que se tienta a los productores. En nuestro medio, como en Europa, se permite a la sinopsis una mayor extensión: dos o tres páginas suelen ser lo corriente. Aunque circulan por ahí algunas que no cuentan entre sus virtudes la del poder de síntesis, vale recordar que en la sinopsis el poder de convocatoria es inversamente proporcional al tiempo que demanda su lectura. Y son textos que – es sabido- suelen dirigirse a sujetos no demasiado afectos al ocio literario.
Russo, Eduardo.- “Sinopsis” en “El diccionario del cine”, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2003. Pág.233.
Sinopsis, tratamiento
La sinopsis, el tratamiento o la síntesis argumental suelen ser elementos indispensables en la presentación de un proyecto, incluso cuando ya existe un guión terminado, por lo que antes de leerlo, el productor muchas veces querrá tener una idea somera de qué se trata. La diferencia de terminología suele tener que ver más que nada con la extensión del texto, pero en realidad se podría simplificar empleando el término “sinopsis” y aclarando cuántas páginas conviene escribir en cada caso. Por lo general cuando se habla de tratamiento, se piensa en un texto más largo que al hablar de sinopsis o de síntesis argumental. Al exceder los 15 folios, se suele usar más el término “tratamiento”, pero esto no constituye una regla fija.
En los casos en donde se trata de constituir un dossier para solicitar un subsidio o para presentar un proyecto a un concurso, la extensión de la sinopsis estará especificada en las consignas. Si es una solicitación de proyectos sin guión, es raro que la sinopsis sea inferior a los 6 7 folios, y suele ser más del orden de los 15 o 20 folios. Si acompaña al guión, muchas veces basta con una síntesis breve de unas2 páginas de extensión.
Cuando se presenta el proyecto a un productor, no hay ningún tipo de norma. Pero intervienen dos factores obvios: la existencia o no de un guión, y la notoriedad del libretista. En ausencia del guión y tratándose de un autor aún desconocido, la sinopsis tendrá que ser más extensa y detallada. Un autor de probada experiencia puede llegar a obtener un contrato sobre la base de una simple idea –algo que no obstante se vuelve más difícil. Esto no quita que, en cualquier caso, escribir una sinopsis sea una etapa útil y a menudo indispensable en la elaboración de un guión, por cuanto permite dominar la totalidad de la historia, percibir claramente su cadencia y detectar la coherencia dramática y narrativa global.
Como estrategia personal, es a veces aconsejable, incluso si se ha escrito ya un guión completo, presentar al productor sólo una sinopsis detallada, como si el libreto no existiera aún, para “tantear el terreno”. Puede ocurrir que el productor acepte verter un pago de retención y quizás un anticipo sobre la escritura, trabajo que el guionista ya habrá hecho y cobra forma de pago retroactivo. Obviamente, la sinopsis se que se escribe antes o después del guión es muy diferente: ante de la escritura, se está sondeando la historia, buscando sus alcances, límites, vueltas. Después, se trata de un simple resumen de algo que ya está escrito.
Recomiendo pensar bien las cosas antes de lanzarse a escribir tratamientos largos de 40 o 50 páginas (llamados a veces guiones literarios): en muchos casos dan casi tanto trabajo como la escritura del libreto dialogado y siguen sin responder a muchas dudas e interrogantes. Son de lectura tediosa si no están muy bien redactados y pueden leerse como texto literario. De todos modos, cabe preguntarse cuál es la verdadera utilidad de este texto, a menos que sea una exigencia externa explícita o parte de una metodología personal, como el caso de algunos libretos de Eric Romher o de Krzysztof Kieslowski (el Decálogo), escritos bajo forma de cuentos.
Machalski, Miguel.- “Sinopsis, tratamiento” en “El guión cinematográfico: un viaje azaroso”. Ed. Catálogos, Buenos Aires, 2006.
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